martes, 12 de julio de 2011

Estúpidos

Antes de nada, es imprescindible definir de manera concreta la estupidez, para ello recurriremos al gran Carlo María Cipolla. Cipolla fue, y me van a permitir la contradicción intrínseca de esta definición, un economista brillante. Son famosos sus estudios sobre la superpoblación, pero sobre todo, se dedicó a profundizar en la estupidez humana.

“Tengo la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que los hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son.”
Carlo Cipolla

LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA (CARLO CIPOLLA):

• La Primera Ley Fundamental: " Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo". 

• La Segunda Ley Fundamental: " La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona". 

• La Tercera Ley Fundamental: " Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio". 

• La Cuarta Ley Fundamental: " Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error". 

• La Quinta Ley Fundamental: " La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".

De este modo se obtienen cuatro tipos de personas:
1. Inteligentes, (Benefician a los demás y a sí mismos)
2. Incautos, (Benefician a los demás y se perjudican a sí mismos)
3. Malvados, (Perjudican a los demás y se benefician a sí mismos)
4. Estúpidos, (Perjudican a los demás y a sí mismos)

Sobre los estúpidos se ha escrito mucho, solo tenemos que abrir un periódico cualquier día para darnos cuenta la inmensa cantidad de estúpidos que opinan sobre lo que hacen y dicen otros individuos incontrovertiblemente estúpidos también.
Todos hemos cometido alguna estupidez en nuestra vida, por lo que tendemos a ser indulgentes con aquellos que meten la pata ocasionalmente. Un verdadero estúpido es recurrente, comete una estupidez tras otra. Pero lo que realmente está captando mi atención últimamente es la inmensa cantidad de estúpidos que aún cuando se les explica el error que han cometido, se empecinan en él. Además lo hacen de buena fe, lo que es aún más humillante para aquellos que sufrimos sus dislates. Y lo que es verdaderamente sangrante, insisten en su error una y otra vez, a la par que nos intentan convencer de que lo que es blanco, en realidad es negro, de que aunque no podamos verlo, son ellos los que están en la senda correcta. Este grupo de verdaderos imbéciles suelen ser personas con cultura y posición preeminentes lo que les convierte en una temible plaga para la sociedad en general.

Todos recordamos, y aún seguimos oyendo en ocasiones, a Aznar asegurando que los responsables del terrorífico atentado del metro de Madrid no se esconden en lejanas montañas, incluso hay un elenco de periodistas y autoridades del mundo de la cultura que han hecho de esto una cruzada de majaderos persiguiendo la verdad que nunca existió pero que a ellos les hubiese gustado que sucediese.

Todavía pone los pelos de punta escuchar a Bush (hijo) afirmar sin rubor y con pleno convencimiento que el régimen de Sadam Hussein, al que anteriormente los propios Estados Unidos ayudaron a encumbrarse en el poder, escondía armas de destrucción masiva. No contento, afirmó que el propio Dios se le apareció en sueños para ordenarle que invadiese Irak. Calculen las vidas que costó semejante estupidez.

Otros estúpidos, contentos de si mismos y de serlo, provocan ternura por su candor, y el daño que provocan a los demás es únicamente intelectual. He ahí al reputado literato Juan Manuel de Prada defendiendo sin rubor alguno el creacionismo, y de paso mandando al carajo uno de los pilares de la ciencia actual, la Teoría de la Evolución. Resulta irritante repasar los argumentos del orondo escritor, por lo que se deduce, piensa, e insiste en convencernos, que las pinturas rupestres las realizaron seres de otra especie diferente a la nuestra. Hay que ser cretino.

No debemos obviar de esta lista de reputados estúpidos a los últimos pontífices, que no contentos con creer, y pretender que creamos, que son los verdaderos representantes de Dios en la tierra y que por tanto Dios habla a través de ellos, se dedican a pregonar disparatadas consignas. Como la prohibición del uso del condón. Calculen también cuántas vidas ha costado esta estupidez.

Otros entes que podemos calificar de intrínsecamente estúpidos son las compañías telefónicas, yo personalmente recibo varias llamadas semanales de la compañía con la que tengo contratada mi línea de teléfono para que cambie de operador y contrate con ellos. Asombroso. No puedo dejar de pensar en esos desdichados que un buen día reciben una factura de varios miles de euros por realizar seis mil llamadas en el mismo minuto a las islas Feroe.


De nuestros estúpidos cotidianos, es mejor no extenderse, porque siento verdadero pánico al escuchar a Zapatero o a Rajoy hablar de economía. Todo, absolutamente todo, lo que dicen está errado. Se apoyan en premisas torticeras e interesadas. Recuerden los nueve mil millones de euros tirados a la basura por Zapatero como el gran plan para eludir la crisis. O los maquiavélicos planes de privatizar la sanidad o la Renfe de Rajoy. Para echarse a temblar.

No sé qué podremos hacer en las próximas elecciones, se presente Rubalcaba, o se presente Esperanza Aguirre, son los mismos perros con diferente collar. Porque ya no se trata de elegir entre un tonto y un malvado, sino entre dos genuinos y verdaderos estúpidos, rodeados de una caterva de imbéciles.